Enrique Núñez-Mussa


Departamento de Periodismo

Pontificia Universidad Católica de Chile


Profesor de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Magíster en Periodismo, Medios y Globalización con una especialización en Culturas Periodísticas, en un grado conjunto de las Universidades de Aarhus, Dinamarca; Hamburgo, Alemania; y The Danish School of Media and Journalism. SUSI Scholar en Medios y Periodismo de la Universidad de Ohio. Licenciado en Comunicación Social con el título de Periodista y un Minor en Literatura de la PUC. Editor general de www.factchecking.cl


esnunez@uc.cl

orcid.org/0000-0001-6590-819X


Fecha de recepción: 01 de mayo de 2019 / 06 de noviembre de 2019






OBRA DIGITAL, Núm. 18, Febrero - Agosto 2020, pp. 85-101, e-ISSN 2014-5039

DOI:10.25029/od.2020.236.18





Resumen:

El artículo presenta la metodología docente aplicada en un proyecto de fact checking para verificar la campaña presidencial y el debate televisado de las elecciones de 2017 en Chile, en un curso de estudiantes de pregrado de Periodismo. Se explica el diseño y desarrollo de ese proyecto. Se analizan sus resultados periodísticos y de aprendizaje, entre los que está haber sido preseleccionado en un premio de Periodismo de excelencia profesional. Se expone la valoración que hicieron los estudiantes de su aprendizaje al verificar el discurso público de las autoridades, y de su aporte a la democracia en un rol de perro guardián o watchdog.


Palabras clave:


Debates presidenciales, Fact checking, Periodismo, Docencia, Verificación, Chequeo de datos.


Abstract

This article presents the teaching methodology applied in a fact checking project to verify the presidential campaign and the televised debate of the 2017 elections of Chile in a Journalism undergraduate course. The design and development of the project is explained. Its journalistic and learning results are analyzed, among these is to have been shortlisted in a Journalism award of professional excellence. The assessment made by students of their learning when verifying the public discourse of the authorities and their contribution to democracy in a watchdog role are exposed.


Keywords:


Presidential debates, Fact checking, Journalism, Teaching, Verification, Fact check.


Resumo:

O artigo apresenta a metodologia de ensino aplicada em um projeto de verificação de dados para verificar a campanha presidencial e o debate televisionado das eleições de 2017 no Chile, em um curso de graduação em jornalismo. Se explica o plano e o desenvolvimento deste projeto. Se analisa seus resultados jornalísticos e acadêmicos, dentre os quais ele foi selecionado em um prêmio de Jornalismo por excelência profissional. Se apresenta a avaliação feita pelos estudantes de sua aprendizagem ao verificar o discurso público das autoridades e sua contribuição para a democracia em um papel de cão de guarda ou watchdog.


Palavras-chave:


Debates presidenciais, Fact Checking, Jornalismo, Ensino, Verificação, Verificação de dados





1. INTRODUCCIÓN


Durante un semestre, 26 alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica de Chile, llevaron a cabo un ejercicio de verificación de datos o fact checking a las afirmaciones emitidas por los candidatos a la presidencia de Chile durante la campaña para la elección de 2017 y en el debate transmitido por todas las estaciones de televisión abierta de forma simultánea.

El trabajo se llevó a cabo bajo la premisa de aprender haciendo, en un enfoque pedagógico constructivista cuyo planteamiento es que el alumno asimila conocimientos en la puesta en práctica de una actividad, en una situación propiciada por el profesor y con un enfoque cognoscitivo social en que el aprendizaje se produce en el intercambio y cooperación con sus compañeros, pares tutores y profesores (Schunk, 2012), un método que se ha probado efectivo para la adquisición de competencias periodísticas (Pain, Masullo Chen, y Campbell, 2016).


2. OBJETIVOS


Se plantearon objetivos en dos líneas, la primera respecto al aprendizaje, que se midió a partir de la reflexión que los alumnos hicieron de su proceso y la capacidad de concretar metas; como también objetivos periodísticos: contar con dos publicaciones de estándar profesional y competitivo, respecto a las otras iniciativas de verificación o fact checking que se llevaron a cabo en Chile durante la elección.


3. REVISIÓN DE LITERATURA 1


El fact checking o verificación de datos, fue definido por Lucas Graves (2016, p.25) como: “Cualquier análisis que desafía públicamente una cuenta rendida que se encuentra en competencia”. El autor plantea esta definición para defender la tesis de que es un género periodístico en sí mismo, con sus propios códigos.



1. El marco teórico de este trabajo forma parte de un proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Chile, Fondecyt, proyecto N°1170843.



Al desglosar la definición para operacionalizarla en un proceso de enseñanza, la palabra análisis da cuenta de un trabajo reflexivo en torno al dato como evidencia. El contraste de la información recopilada por el chequeador con otros datos permite sacar una conclusión que confirma o desmiente la información de quien entrega una rendición de cuentas. Este análisis en sí mismo es un desafío y compite con la afirmación original, dando al lector la oportunidad de discernir su postura respecto al tema.

Bae Brandtzaeg y Følstad (2017), catalogaron en áreas de preocupación los diferentes proyectos de fact checking que existen, lo que resultó en tres categorías: rumores en línea y bromas (ej. Snopes.com, TruthorFiction.com), de temas específicos o controversia (ej. StopFake, TruthbeTold), y político y afirmaciones públicas (ej. Politifact, FactCheck.org).

El último adquirió notoriedad especialmente después de la elección presidencial en Estados Unidos de 2016 (Singal, 2016; Kurtzleben, 2016), con iniciativas que han masificado las técnicas de verificación con una metodología pública abierta como Factcheck.org de la Universidad de Annenberg, el sitio Politifact del diario Tampa Bay y The Washington Post Factchecker, los tres proyectos políticos pioneros en Estados Unidos, que han llevado a otros medios como la National Pubic Radio y The New York Times, a sumarse.

El objetivo del fact checking político es enfatizar el rol de watchdog o perro guardián del Periodismo, que fiscaliza a las autoridades y previene abusos (Dumitru et. al., 2011; Iyengar, 2011; Jamieson y Waldman, 2003), al chequear la información que emiten las personas en una situación de poder, con fuentes primarias y abiertas. Lo que exige una rendición de cuentas a las autoridades, que la literatura en inglés llama accountability (Jamieson, 1992), en que se revisa si el sujeto a ser chequeado cumplió promesas que proclamó de forma pública, las contradicciones en su discurso y la calidad de sus fuentes de información.

El proyecto docente de verificación que se presenta en este artículo es de fact checking político, por lo tanto, la actividad de los estudiantes estuvo enfocada en que hubiese una coherencia entre la conceptualización del rol de watchdog y la performance efectiva del mismo. En el ámbito docente, el desafío está en si este concepto puede traspasarse pedagógicamente. Es decir, si se puede enseñar a ejercer un rol periodístico a través de la verificación del discurso público.

En la industria periodística el rol de watchdog está en una tensión permanente debido a dos presiones que analizan Casero-Ripolles, Izquierdo-Castillo y Doménech-Fabregat (2014), la primera tiene que ver con la profesionalización de la comunicación política y la segunda, con las presiones comerciales y políticas de los medios de comunicación.

Estos dos temas son especialmente sensibles cuando se entiende la verificación como un género periodístico, ya que la metodología implica contactar a la fuente original que dijo una afirmación, para constatar los datos que entregó, dando espacio a que los transparente. Ese proceso, conlleva a que el verificador deba tratar con los asesores comunicacionales del político, lo que complejiza el proceso, al ser personas que buscan y tienen las herramientas para influir en la agenda pública de los medios de comunicación.

El segundo aspecto, entra en tensión con el código de principios internacionales que estableció el Instituto Poynter, a través de su International Fact Checking Network, que incluye el equilibrio político sin expresar partidismo y transparencia en los métodos de trabajo como en su financiamiento (Instituto Poynter, 2016). Lo que hace más difícil la labor para medios que comparten una vocación comercial o cuyos dueños son conocidos por tener una agenda política, pero que significa una oportunidad para proyectos universitarios e independientes.


4. LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL Y EL DEBATE DE 2017


En la elección presidencial de 2017, en Chile, participaron ocho candidatos. Dos representantes de las principales coaliciones de izquierda y derecha, Alejandro Guillier y Sebastián Piñera respectivamente, una tercera candidata representó a una coalición emergente de izquierda, y otros cinco de partidos o movimientos independientes.

Los debates presidenciales televisados en Chile se volvieron una tradición dentro del país tras el retorno a la democracia en 1989, después de 17 años de dictadura bajo el régimen de Augusto Pinochet. Al ser organizados por las estaciones de televisión de forma independiente o por la Asociación Nacional de Televisión (Anatel), los periodistas han tenido un rol primordial, al ser los encargados de entrevistar a los candidatos (Núñez-Mussa, 2018).

El debate televisado es una de las últimas instancias de la campaña y una de las pocas en que los candidatos se encuentran en un espacio compartido con sus contendores, por lo que el votante puede comparar (Jamieson y Adasiewicz, 2000). Así, el debate no es sólo un evento mediático, sino también un acontecimiento cívico que es parte del proceso democrático en el desarrollo de la elección (Schroeder, 2000).

En el debate Anatel 2017, de primera vuelta, participaron los ocho candidatos y fue transmitido de forma simultánea por todas las estaciones nacionales de televisión abierta, que son las que se encuentran asociadas. En el debate fueron entrevistados por cuatro periodistas, que representaron a sus casas televisivas. Por lo tanto, son quienes tienen mayor control sobre el triángulo de agendas en disputa que colindan en la instancia: la audiencia, los candidatos y los entrevistadores (Jackson-Beeck y Meadow, 1979).

Para el desarrollo de este ejercicio, verificar un debate ofrece un desafío, ya que estos se caracterizan por tener un componente de espontaneidad (Minow y Lamay, 2008), al enfrentar a los candidatos a temáticas que no están dentro de su agenda habitual. Por ende, exige una estrategia para predecir algunas de las temáticas y afirmaciones.

Turcotte (2015) llegó a la conclusión de que los debates cuyo formato estaba guiado por periodistas, en comparación con aquellos que tenían preguntas hechas por los ciudadanos, tenían un rango temático más acotado, debido a un condicionamiento propio de las lógicas comerciales de los medios. Por ende, la preeminencia en la participación de los periodistas ofrece una oportunidad estratégica para aproximarse a una predicción de los temas que aparecerán para ser verificados, realizando revisiones de prensa periódicas antes del debate, que dan cuenta de cuáles son los temas a los que los medios chilenos han dado más cobertura y asociado más a cada candidato; considerando la alta concentración de medios en Chile (Monckeberg, 2009) y la homogeneidad de líneas editoriales como una consecuencia de ello (Gronemeyer y Porath, 2015).

Lo anterior, llevó a tomar la decisión de hacer un seguimiento a los candidatos durante la campaña y verificar también afirmaciones de ese periodo, ya que eso permitiría a los alumnos, además de aprender las técnicas de investigación, establecer contacto con los equipos de campaña y conocer las fuentes más relevantes para constatar una información, como también la forma en que los candidatos articulan su discurso. Lo que les entregaría las herramientas para abordar la verificación de las afirmaciones del debate al día siguiente de su emisión.


5. METODOLOGÍA


26 estudiantes de pregrado de Periodismo, entre tercer y último año de carrera trabajaron en el ejercicio dentro de un curso mínimo.

El trabajo fue guiado por un profesor que actuó como editor general, apoyado por un equipo de cinco ayudantes de docencia que trabajan como editoras, la ayudante con más experiencia es también la coordinadora del equipo y subeditora del proyecto.

Para los debates presidenciales de Estados Unidos entre Hillary Clinton y Donald Trump, en la elección de 2016, medios que no están especializados en verificación como la National Public Radio (NPR, 2016) y The New York Times (Ryan, 2016), hicieron chequeos en línea acudiendo a sus periodistas especializados en la cobertura de áreas específicas, por ejemplo, salud o educación.

Los proyectos especializados en fact checking pusieron a los verificadores que habían estado chequeando a los candidatos durante el año, por ejemplo, Politifact (Qiu, 2016) tuvo a 10 verificadores en el primer debate y Factcheck.org (Farley et al., 2016) contó con nueve para el último. Trabajar con estudiantes universitarios que no son expertos en un frente de cobertura periodística ni en la campaña y que deben aprender las técnicas de verificación, implica un desafío mayor.

Para lograr profundidad y experticia, a los 26 alumnos se les separó en grupos de dos a seis integrantes por candidato. Cada grupo estaba a cargo de una asistente de docencia.

De manera individual, los estudiantes debieron hacer tres levantamientos de 10 afirmaciones verificables, es decir con datos duros contrastables, que los candidatos hubiesen emitido en medios de comunicación. En clases, los estudiantes aprendieron qué hacía verificable a una afirmación, vieron ejemplos y cómo chequearlas.

Al no tener la capacidad de predecir qué temas aparecerían en el debate presidencial televisado, se estableció una estrategia de probabilidad basada en la frecuencia, es decir si una afirmación aparecía repetida en más de un medio de comunicación, había posibilidad de que el tema surgiese en el debate, al estar ya inserto en la agenda periodística.

En segundo lugar, se consideró su relevancia entendida como un tema o afirmación que podía tener efecto directo en la ciudadanía. Este último parámetro es la línea divisoria entre un trabajo periodístico, que utiliza herramientas de las ciencias sociales, con un trabajo de investigación propio de esa disciplina. Como propone el creador de Politifact, Bill Adair: “Somos periodistas, no cientistas sociales. Elegimos afirmaciones a chequear basados en nuestro juicio” (Adair, 2013).

Lo anterior dialoga con la discusión que comenzaron Uscinski y Butler (2013), respecto a la validez de la epistemología del fact checking, donde argumentan que llegar a un veredicto es arbitrario, debido a que no tiene sustento suficiente en las ciencias sociales y critican la metodología para seleccionar frases de los periodistas. El ensayo fue refutado por Amazeen (2015) con datos empíricos que muestran las coincidencias en la selección de afirmaciones y criterios de diferentes proyectos de verificación en Estados Unidos, lo que fue nuevamente cuestionado por Uscinski (2015), quien siguió exigiendo mayor transparencia metodológica.

Aun así, el trabajo de Amazeen (2015) es coincidente con el de Mena (2019), en que demuestra, a través de datos, que los periodistas que practican la verificación del discurso público coinciden en su misión de exigir una rendición de cuentas de forma justa y se oponen a un rol activista o con sesgo. Por eso, consideramos fundamental, contar con dos criterios explícitos compartidos por toda la redacción que guiasen la selección de frases.

Para que los estudiantes pudieran hacer un barrido lo más completo posible, se distribuyó entre ellos diferentes tipos de medios de comunicación que fueron rotando para cada entrega, así cada alumno hizo una revisión de prensa en tres plataformas diferentes, entre:

Las afirmaciones fueron todas subidas a un formulario por candidato, que sirvió para traspasar las respuestas de inmediato a una planilla común que constituía una base de datos con lo dicho por los contendores. Además de escribir la afirmación, los estudiantes debían explicitar la fecha en que fue publicada, el medio de comunicación, marcar los segmentos de la frase que fuesen verificables, justificar el criterio para esa decisión, y sugerir una estrategia de investigación para llevar a cabo el chequeo. Este último aspecto debía ser específico, porque cumplía primero con la función de que el estudiante practicara reiteradas veces el ejercicio intelectual de planificar una investigación y servía a nivel práctico para avanzar en la etapa posterior de verificación.

Tras cada entrega de afirmaciones, los estudiantes recibieron retroalimentación de las asistentes de docencia y el profesor, para mejorar la siguiente. Una vez completadas las tres, cada editora hizo una selección a partir de los criterios de frecuencia y relevancia explicados, que fue conversada en una reunión con el equipo completo de editores y guiada por el profesor. De esa selección se decidieron las afirmaciones a verificar, que fueron luego repartidas entre los alumnos en los mismos equipos en que las buscaron.

Para considerar logrado el chequeo, todas las investigaciones de los estudiantes debían ser replicables, es decir que cualquier lector pudiese seguir los pasos que ejecutó el periodista para llegar al mismo veredicto, lo que conlleva un compromiso de transparencia en el proceso de levantamiento de información como en la presentación de la misma. Por ende, no estaban permitidos recursos como el off the record o cualquier otro método para obtener un dato que no fuese a través de una fuente abierta y accesible por todo ciudadano.

El segundo criterio que se utilizó fue validez, entendida para este ejercicio como la calidad de la fuente escogida. Para eso se utilizó la estrategia de portales como Politifact (Drobnic, 2018) y Chequeado (Chequeado, 2018), que insta en, primer lugar, a consultar a la fuente original que emitió la afirmación, lo que contiene el componente ético de permitir al emisor clarificar el origen de sus datos y si hubo algún error al decir la frase. Luego buscar la fuente oficial, la entidad de la que emergieron los datos o la mayor autoridad en la materia respecto al tema que se está verificando. Una vez completados esos pasos, los estudiantes contactaron a las fuentes alternativas, como ONG’s, fundaciones y expertos.

El trabajo con fuentes alternativas fue especialmente supervisado para cada afirmación, ya que estas fundaciones o entidades debían ser independientes, no estar vinculadas a los candidatos o a las colectividades que los apoyan, sino con un perfil técnico.

Respecto a los expertos, era requisito que contaran con publicaciones académicas, impartieran docencia o estuviesen vinculados laboralmente a la materia que se estaba tratando. Los especialistas aportaban al periodista entendimiento del tema y contexto, además de análisis, sin embargo, siempre debía ser un análisis técnico y no basado en la opinión.

Antes de comenzar el proceso de investigación, los alumnos tuvieron un taller de recursos y técnicas para rastrear información pública a través de sitios web. Desde que en Chile entró en vigencia la Ley de Transparencia en 2008 (Ley N° 20.285, 2008), los organismos públicos han puesto a disposición de todos los ciudadanos bases de datos y documentos, cuyo acceso requiere conocer una serie de pasos.

Los estudiantes hicieron dos entregas de sus chequeos, la primera sólo para medir el avance en el proceso de investigación, la segunda ya con una crónica escrita. Para cada entrega, además del texto a publicar, en paralelo para cada párrafo debían detallar cómo consiguieron la información.

Previo a la entrega de la segunda crónica, los estudiantes trabajaron sus artículos en clases como si fuese una sala de redacción, por lo que pudieron clarificar dudas, unificar el estilo y establecer una dinámica colaborativa de trabajo en equipo.

Un elemento característico de los portales de fact checking es el veredicto sobre la afirmación, al ser también un componente llamativo para atraer la atención del lector. El pionero es el Truth-o-meter de Politifact, que en una escala de seis niveles evalúa la veracidad de una afirmación (Graves, 2016). Como referencia para la creación de nuestro propio instrumento se usó ese ejemplo y el del proyecto mexicano El Sabueso de Animal Político (El Sabueso, 2015), que acerca los veredictos a la audiencia, a través de la caricatura de un perro.

Para lo anterior, generamos una escala de seis niveles, número par para no tender al medio, claramente definidos, para que el estudiante supiera qué veredicto aplicar con la aprobación final del profesor. Se trabajó con un ilustrador para elaborar un personaje que pudiese tener continuidad para futuras iniciativas de fact checking (Figura 1).

Al presentar una escala, el veredicto transparenta que el objetivo no es perjudicar a los políticos, sino establecer un estándar de rendición de cuentas dentro del sistema democrático.

Basados en distintos ejemplos, se definió un estilo de redacción. Buscando precisión y que los textos fuesen lo más concisos posibles. La premisa planteada a los alumnos fue que cada línea debía estar respaldada en evidencia que verificara un dato dentro de la afirmación.

Durante la transmisión del debate, el equipo de editores participó en un visionado conjunto, con una reunión posterior para conversar las afirmaciones verificables que surgieron en la instancia. En paralelo, los alumnos llenaron en sus casas un documento con las frases que ellos identificaron de los candidatos que estaban siguiendo.




Figura 1. Escala de verificación. Fuente: Ilustraciones originales del dibujante Paulo Oñate para Fact Checking UC.



Al día siguiente, los alumnos trabajaron desde las 8.30 am hasta las 20 hrs. en el chequeo de sus afirmaciones en la Universidad, como si se tratara de una sala de redacción profesional. La jornada comenzó con una reunión con sus editores para definir las afirmaciones definitivas a chequear, para luego llevar a cabo la verificación. A la hora de cierre, todos llegaron con sus artículos terminados.


6. RESULTADOS


6.1. RESULTADOS PERIODÍSTICOS

El proyecto tuvo dos publicaciones en la sección de política del medio masivo T13.cl, que sólo actuó como distribuidor, y en ambas se explicitó la metodología de trabajo. La primera, con el resultado del ejercicio desarrollado durante el semestre, que contenía la verificación a las afirmaciones que los candidatos hicieron en la campaña, titulado: ¿Creíbles, no creíbles o creativos? Verificamos las afirmaciones de los candidatos presidenciales (Fact Checking UC, 2017a). Este trabajo estuvo entre los cuatro contenidos más vistos en la sección de política del portal.

La segunda publicación consistió en la verificación a las afirmaciones de los candidatos en el debate presidencial televisado y se publicó al día siguiente de la emisión bajo el título: ¿Creíbles, no creíbles o creativos? Verificación de las afirmaciones en el debate Anatel (Fact Checking UC, 2017b).

Para dar cuenta de que se consiguió un estándar profesional en el marco de un ejercicio académico, se presentan ejemplos en comparación con los dos proyectos profesionales de chequeo periodístico que también abordaron el debate, Chilecheck (Chilecheck, 2017a) de CNN Chile y El Polígrafo (El Polígrafo, 2017) del diario El Mercurio.

La posibilidad de contar con un equipo de 26 verificadores, entrenados durante un semestre, y un equipo de seis editores, facilitó publicar antes que los otros dos medios.

Mientras Chilecheck se concentró en los dos candidatos con mayor porcentaje en las encuestas, el proyecto universitario verificó a los ocho. El Polígrafo también los incluyó a todos, pero sólo una afirmación por candidato, en comparación al proyecto chequeado por estudiantes que tuvo en promedio tres afirmaciones por candidato.

De las tres afirmaciones que se verificaron del candidato Sebastián Piñera, dos coincidieron con la de Chilecheck y con la única de El Polígrafo. Respecto al candidato Alejandro Guillier, de las tres que se verificaron, el proyecto coincidió en dos con Chilecheck y con la única de El Polígrafo.

En cuanto al contenido de la verificación, destacan dos ejemplos. En el caso de Guillier, los tres proyectos coincidieron en una correlación propuesta por el candidato: “Cada peso en educación te ahorra 6 o 7 pesos en salud” (Anatel, 2017).Tanto el proyecto de los alumnos como Chilecheck, consiguieron la misma respuesta del equipo del candidato, sobre la fuente original de la información que correspondía a dos estudios, uno de la Organización Mundial de la Salud y otro de la Organización Panamericana de la Salud, en cambio El Polígrafo no logró tener esa información.

La correlación no aparecía en la fuente original, por lo que los estudiantes hicieron una revisión de bibliografía académica respecto al tema, con la que se llegó a un estudio del premio Nobel de Economía, James Heckman. Este dato encontrado por una estudiante fue luego citado por Chilecheck: “Otros medios que hacen verificación de discurso público señalaron que la proporción señalada por Guillier está relacionada con el trabajo del profesor estadounidense James Heckman” (Chilecheck, 2017b). El ejercicio de la Universidad Católica era el único que se encontraba publicado en el momento en que Chilecheck subió su artículo. El Polígrafo también mencionó el estudio de Heckman, al día siguiente, sin hacer referencia a las publicaciones previas.

El segundo ejemplo es valioso como ejercicio de chequeo, porque exigió una verificación en dos niveles. La afirmación del candidato Sebastián Piñera fue:

La encuesta ENUSC, disponible a través del INE, muestra que durante nuestro Gobierno cayó el índice de victimización del 30.7% al 22.8%. Un millón de chilenos dejaron de ser víctimas de la delincuencia gracias a este avance de la seguridad, y que durante este Gobierno ha vuelto a incrementarse un 28%. 700 mil chilenos han sido víctimas adicionales de la delincuencia debido a como ha retrocedido la seguridad. (Anatel, 2017)

Al emitirla, mostró un gráfico cuya escala estaba alterada con un margen de diferencia muy amplio entre el 22.8% y el 28% (Ver imagen 2).





Figura 2. Los gráficos desproporcionados que mostró el candidato Sebastián Piñera. .

Fuente: Captura obtenida del Debate Anatel de primera vuelta en 2017.



Haber realizado el chequeo de afirmaciones durante la campaña, llevó a que todas las cifras estuviesen verificadas previamente, y publicadas con anterioridad. Por lo tanto, el análisis se pudo centrar en la interpretación de las estadísticas y en su representación gráfica. En los otros dos proyectos se coincidió en consultar al equipo del candidato y las fuentes documentales que sustentan las cifras. Chilecheck contó, además, con un especialista en Estadísticas, mientras El Polígrafo entrevistó a una experta en Seguridad y al representante de una fundación contra la delincuencia. En el proyecto universitario aparecen entrevistados en la crónica un profesor de Estadísticas, un especialista en Seguridad Ciudadana, un académico de Diseño Gráfico, y un profesor de Sociología, que también aportó con un caso similar de mala representación de datos ocurrido en Venezuela.

Esto confirma que la metodología de realizar un trabajo de seguimiento previo al evento que se va a verificar no sólo aporta una mayor posibilidad de reaccionar a tiempo con trabajo adelantado, sino de aumentar la cantidad de perspectivas a incluir en un artículo, porque otorga más tiempo para contactar una mayor cantidad de fuentes.

El proyecto estudiantil fue preseleccionado en la categoría digital del Premio Periodismo de Excelencia que organiza en Chile la Universidad Alberto Hurtado (Periodismo UAH, 2018), compitiendo con Chilecheck, lo que confirma la calidad periodística del trabajo.


6.2. RESULTADOS DE APRENDIZAJE


Para comprender el impacto que el ejercicio tuvo en los estudiantes, se aplicó una encuesta de auto evaluación. Se les solicitó autorización por escrito a los 26 alumnos para usar sus respuestas de manera anónima con el objetivo de generar investigación publicable y mejoras en el curso. Todas las que se presentan en este trabajo cuentan con dicha autorización. En esta sección están los principales resultados de aprendizaje que aparecieron a través del instrumento.

El primer aprendizaje que pudimos constatar fue la percepción que tuvieron los alumnos de trabajar en una dinámica periodística comparable a la que enfrentarán en un futuro entorno laboral, particularmente el día de la verificación del evento en que se trabajó en una jornada completa de trabajo en equipo.

Los elementos que aportaron ese sentido de realidad al ejercicio fueron la presión de entregar con una hora de cierre y que el producto final se publicase en un medio de comunicación masivo de alta visibilidad, como indican estas respuestas:

“Si bien hay cosas que aprender, el día mismo lo es todo para sentir ese real peso, pero ese trabajo anterior lo reforcé durante el debate y otras instancias de escuchar a la candidata, y saber que ya lo ha dicho con anterioridad. Por lo que es probable que pudiera sacar adelante un ejercicio así, de nuevo, si se da esa oportunidad”.

“Fue como trabajar en un departamento de prensa, el hecho de que estuviéramos con T13 también siento que hizo que la gente nos tomara más en serio y se sintió muy cercano a lo que vamos a estar haciendo realmente en unos años”.

“Aprender métodos de investigación se valora mucho, además al trabajar para un medio real ayuda a que se haga un trabajo serio y con presión para que salga todo muy bien”.

“Creo que es muy importante, ya que es un acercamiento a la realidad de los medios. Motiva la vocación periodística, ya que se pueden ver resultados reales”.

El evento en sí es relevante, pero los resultados periodísticos muestran que para que este sea significativo, es fundamental la preparación previa.

Se les pidió a los alumnos que evaluaran de uno a 10 cuán preparados se sintieron para abordar el ejercicio de verificación el día después del debate. La figura 3 muestra que de las 26 respuestas todas estuvieron entre el siete y el 10 (Figura 3).




Figura 3. Preparación percibida por los estudiantes para enfrentar el ejercicio de verificación en vivo.

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados por los alumnos en la encuesta de autoevaluación.



Luego se les pidió que midieran cuán preparados se sienten para abordar una nueva tarea de verificación periodística, tras haber realizado el ejercicio. La figura 4 muestra que en una escala de uno a 10, las 26 respuestas se distribuyeron entre el siete y el 10 (Figura 4).


Figura 4. Preparación percibida por los estudiantes para enfrentar una nueva verificación.

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos entregados por los alumnos en la encuesta de autoevaluación.



Las respuestas de los estudiantes para explicar esta ponderación, evidencian el valor de la preparación metodológica como una situación de transferencia de herramientas perennes en el proceso formativo, aplicables luego a otros contextos de verificación:

“Me parece que fue bueno haber tenido ejercicios anteriores para verificar datos. Obviamente, después de haber realizado dos ejercicios de fact checking (uno antes del debate y otro después), la seguridad va aumentando por una cosa de práctica”.

“Entendí la lógica del chequeo de afirmaciones, cuáles son o no chequeables y también utilicé las herramientas enseñadas para verificar si eran verdaderas. Entendí la lógica de selección de fuentes y por eso me siento preparada para enfrentar este ejercicio en el futuro”.

“Durante el semestre tratamos lo que íbamos a hacer, la búsqueda de frases y en especial la parte de proponer una estrategia de reporteo. Eso creo que me ayudó mucho a llegar preparada el día después del debate. Con una idea clara de lo que debía hacer y qué era lo importante para chequear y qué era verificable”.

“Lo que más rescato de este ejercicio, es la gran cantidad de conocimiento que adquirí en tan sólo un semestre. Me sorprendí cómo pudimos llevar a cabo una investigación en tan sólo un día”.

Tanto en la autoevaluación como en el producto final, se constata que los alumnos lograron el objetivo de aprendizaje planteado de ser capaces de identificar las frases y las fuentes pertinentes.

Un aspecto que arrojó la autoevaluación fue que los alumnos consideraron un aporte a su aprendizaje la experiencia de trabajar junto a otros estudiantes. En sus respuestas, el trabajo en equipo aparece perfilado como un componente esencial para el éxito del ejercicio:

“Creo que para que funcionáramos, era bien necesario ayudarnos entre todas. Gracias a eso lo logramos. Creo que al igual que las demás, contribuí en todo lo que pude para terminar con un trabajo bien hecho”.

“Creo que al igual que mis compañeros, siempre tuve una actitud de cooperación y de ayuda cuando veía que algo no andaba bien o debíamos, por ejemplo, hablar con el comando. El día del fact checking todos nos apoyamos y ayudamos”.

Lo que se complementa con el sentido de realidad que el ejercicio aportó.

El último aspecto que mostró la evaluación fue que los alumnos tomaron conciencia de una actitud escéptica respecto a los discursos de las autoridades, en un rol fiscalizador de watchdogs:

“Destaco principalmente la labor periodística de cuestionar y comprobar lo que muchas personas dan por sentado, sólo porque lo dice una autoridad”.

“Aprendí a distinguir aquellas afirmaciones que importan realmente, a distinguir las frases de los candidatos de acuerdo con relevancia y frecuencia. También valoro que el día del debate lo vi con otros ojos realmente. Unos ojos más críticos y detallados”.

“(Destaco) Aprender a mirar los debates según los datos concretos que ofrecen y que las palabras bonitas se transformen en palabras vacías”.

“Me sirvió para crecer periodísticamente ante la contingencia y deber democrático”.


7. DISCUSIÓN


La propuesta teórica de Lucas Graves (2016), de que el fact checking es un género periodístico con sus propios códigos, se ve reforzada con los resultados de este proyecto, al contener un producto que desde su concepción exige seguir un método particular para llegar a un resultado que está determinado por un veredicto editorial sobre la afirmación.

La tensión entre Ciencias Sociales y Periodismo que menciona Adair (2013), se puede ver, en este ejercicio, en los dos procesos que cuestiona Uscinski (2015), tanto en la selección de afirmaciones como en la llegada al veredicto final. Sin embargo, la metodología aparece robusta, mostrando un proceso que privilegia la probabilidad de aparición en el debate de las temáticas abordadas por lo candidatos según su frecuencia, sustentada por una revisión de prensa, que permite construir una base amplia de afirmaciones, donde se pueden constatar coincidencias entre periodistas del mismo equipo. Apoyado por una discusión editorial de equipo sobre la relevancia de estas, que sirve para que no pesen sesgos específicos al momento de la selección.

Aunque podría considerarse que el ejercicio se desarrolla en un espacio privilegiado por estar dentro del marco de un curso universitario sin fines de lucro, que se plantea hacer buen periodismo por sobre cualquier otro fin, los resultados muestran que tuvo una alta lectoría en la sección de política del medio que lo publicó, lo que significa que también puede ser un producto atractivo para la audiencia en un medio competitivo.

Las coincidencias en la selección de afirmaciones y que una de las investigaciones fuese recogida por el medio comercial CNN Chile y coincidiera con el diario El Mercurio, es evidencia, primero de que introducir un componente universitario en el ecosistema de verificación es un aporte, ya que por la cantidad de verificadores trabajando puede publicar con anterioridad y ser así un recurso para el resto de la comunidad de chequeadores, a quienes no se les entiende como competencia, y es coherente tanto con la visión de Amazeen (2015) y Mena (2019), en que los criterios y valores periodísticos, soportados por una metodología replicable y transparente, mantienen bajo control el componente arbitrario que contiene tomar una decisión editorial.

La precariedad de algunos datos utilizados como fuente original por los candidatos como la relación que los estudiantes establecieron con los equipos de campaña, evidencia la tensión expuesta por Casero-Ripolles, Izquierdo-Castillo y Doménech-Fabregat (2014), entre los operadores políticos y el Periodismo. En este caso es aún más pronunciada, porque no hay presiones comerciales de por medio ni compromisos políticos de tipo alguno, además los asesores de cada candidato no estaban lidiando con profesionales, sino con estudiantes.

Esta relación, da pie para plantear la necesidad de que se fortalezca una cultura de fiscalización política en el periodo de campaña. 2017 fue el primer año en que hubo tres proyectos en paralelo verificando a los candidatos y sus equipos mostraron no estar acostumbrados a ser consultados de esa manera.

Los asesores reaccionaron ante los estudiantes como si les estuviesen prestando un servicio y no ante la oportunidad de transparentar sus fuentes, lo que se condice con la necesidad de contar con investigadores con mayor experticia para desarrollar las propuestas técnicas que presentan los candidatos a la presidencia, además de la necesidad de mantener estas prácticas en próximas elecciones para subir el estándar de los datos con los que se elaboran promesas de campaña.

En la encuesta de autoevaluación que se realizó a los alumnos, el trabajo en equipo y el sentido de realidad, emergieron de forma espontánea, lo que confirma que la aplicación de una docencia constructivista es funcional para un ejercicio práctico de largo aliento y alta complejidad como este.

Los alumnos a través del ejercicio práctico fueron capaces de hacer una reflexión de su actitud frente a las autoridades que deberán cubrir como periodistas, lo que muestra cómo efectivamente se puede enseñar y traspasar el rol de watchdog, a través de una dinámica de aprender haciendo, cultivando una actitud de escepticismo en los futuros profesionales de la información.


8. CONCLUSIÓN


La principal conclusión que entrega este trabajo es que el compromiso democrático que exige el Periodismo se puede cultivar desde el ámbito universitario con altos estándares de trabajo, cumpliendo con objetivos acordes a la industria en la que se desempeñarán los futuros profesionales de la comunicación y aportando a que los estudiantes tomen conciencia respecto al valor de instaurar una cultura de fiscalización frente a las autoridades.

Este se vuelve especialmente valioso en países como Chile, en que la cultura de fiscalización es aún emergente. El hecho de que esto sea parte de la formación académica de un estudiante universitario contribuye una herramienta que puede ser sistemática para aportar con la democracia.

El aula entendida como un espacio dinámico, colaborativo y propulsor del trabajo en equipo, sirve para diseñar procesos de verificación que la industria no se puede permitir por tiempo y recursos, desde la perspectiva del producto y del aprendizaje.

El contar con un evento a verificar en particular, surgió como una instancia valorada por los estudiantes y facilitó construir una metodología con un fin claro, que se cierra en el evento, por lo que aparece como una oportunidad académica para comenzar proyectos de verificación universitaria.

Un desafío futuro es innovar en la forma de presentar la información utilizando recursos gráficos y audiovisuales que puedan acercar el ejercicio a la audiencia y enseñarlo, articulando esa docencia con la aplicada en la metodología de investigación.



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