Karen Julissa Barahona Posada


Baldwin Wallace University


Karen Barahona es profesora asistente de español en la Universidad Baldwin Wallace. Su área de especialización es la literatura latinoamericana de los siglos XX y XXI con un enfoque en estudios de testimonio, género, identidad, memoria y revolución en la ficción femenina. Ya sea en el aula o dirigiendo proyectos de investigación, el trabajo de Karen está impregnado de su objetivo de promover las experiencias de individuos y grupos no dominantes en América Latina. Recibió el Premio Baldwin Wallace Excellence in Community Engagement Faculty 2017-2018 y el Premio Solidaridad Saint Romero de la Misión de Paz de la Comunidad Oscar Arnulfo Romero 2019.


kbarahon@bw.edu

orcid.org/0000-0001-7955-5540


Fecha de recepción: 11 de enero de 2020 / Aceptación: 19 de enero de 2020






OBRA DIGITAL, Núm. 18, Febrero - Agosto 2020, pp. 47-56, e-ISSN 2014-5039

DOI: 10.25029/od.2020.263.18





Resumen

En Nicaragua y El Salvador las revoluciones de los años setenta y ochenta pusieron fin a la era de dictaduras militares, la mujer redefine su identidad política mediante la participación revolucionaria. Gioconda Belli reflejó el sandinismo en sus obras, y en La mujer habitada (1998) marca el papel de la nicaragüense durante la revolución. De la misma manera, Claribel Alegría representó la mujer revolucionaria salvadoreña en su novela testimonial No me agarran viva (1983). El propósito de este trabajo es demostrar como las obras reescriben la historia para reivindicar a la mujer como sujeto histórico en Nicaragua y El Salvador.


Palabras clave


Identidad política, Subjetividad, Revolución Sandinista.


Abstract

The revolutions of the 1970s and 1980s in Nicaragua and El Salvador put an end to the era of military dictatorships. Consequently, women redefined their political identity through revolutionary participation. Gioconda Belli reflected the Sandinismo in her works and marks the role of Nicaraguan women during the revolution in “La mujer habitada” (1998). In the same way, Claribel Alegría represented the Salvadoran revolutionary woman in her testimonial novel “No me agarran viva” (1983). The purpose of this work is to demonstrate how the literary works rewrite history to vindicate women as historical subjects in Nicaragua and El Salvador.


Keywords


Political identity, Subjectivity, Sandinista revolution.


Resumo

Na Nicarágua e El Salvador, as revoluções das décadas de 1970 e 1980 encerraram a era das ditaduras militares, as mulheres redefinem sua identidade política por meio da participação revolucionária. Gioconda Belli abordou o sandinismo em suas obras e, em La mujer habitada (1998), marca o papel da nicaraguense durante a revolução. Do mesmo modo, Claribel Alegría representou a mulher revolucionária salvadorenha em seu romance No me agarran viva (1983). O objetivo deste trabalho é demonstrar como as obras reescrevem a história para reivindicar as mulheres como sujeitos históricos na Nicarágua e El Salvador.


Palavras-chave


Identidade política, Subjetividade, Revolução Sandinista.





1. INTRODUCCIÓN


Dado el protagonismo nicaragüense del drama revolucionario en la década de los setenta del siglo pasado, dos escritoras se dedicaron a escribir sobre movimientos revolucionarios centroamericanos, Gioconda Belli y Claribel Alegría. Por un lado, Belli había participado con el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) en el derrocamiento de la dictadura de Somoza, y su obra había contribuido con temas de amor, sexualidad, política y revolución. Por otro lado, su contemporánea, la escritora Claribel Alegría (de El Salvador) había escrito sobre la lucha revolucionaria del FMNL (Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional).

De la misma manera, el involucramiento literario de Alegría sobre el proceso de búsqueda de subjetividad de la mujer centroamericana estuvo determinado por dos factores sociopolíticos: primero, los discursos políticos de poder revolucionario, y segundo, la sociedad patriarcal. La militancia de Belli en el FMNL y las contribuciones de Alegría comprenden una trayectoria literaria que debe ser analizada para que cumpla su propósito de recordar el trabajo heroico de hombres y mujeres que dieron su vida para la liberación de Nicaragua y El Salvador (Merril, 1993). Este estudio provee una visión sobre el proceso de búsqueda de identidad de la mujer como sujeto histórico paralelo a los proyectos de liberación nacional contextualizado en las dos obras literarias testimoniales: No me agarran viva (1983) y La mujer habitada (1998).

Para explicar la contribución de funciones específicas de los discursos testimoniales hacia la construcción de una identidad nacional e individual, esta investigación analiza las funciones testimoniales de la denuncia de la categorización de la mujer como “el otro”, de Linda Craft (1997), la representación de la mujer en las novelas, de Laura Barbas-Rhoden (2003), y la reconstrucción de la narrativa, por Margaret Randall (1994), para demostrar cómo las obras reescriben la historia para reivindicar a la mujer como sujeto histórico por su participación revolucionaria.


1.1. LA REPRESENTACIÓN DE LA MUJER COMO SUJETO HISTÓRICO CULTURAL


Las autoras centroamericanas Gioconda Belli y Claribel Alegría han feminizado en su obra la lucha revolucionaria de los años setenta y ochenta en Nicaragua y El Salvador a partir de la función testimonial de la denuncia de la categorización de la mujer como el Otro (Bosé y Acosta, 1995).

Así, Linda Craft, en Novels of Testimony and Resistance from Central America (1997), comenta que la función primordial del discurso testimonial es la otredad, producida por y para el Otro. Escritores centroamericanos como Sergio Ramírez, Arturo Arias, Manlio Argueta, Gioconda Belli y Claribel Alegría respondieron a la situación política de sus países con novelas testimoniales y testimonios en un esfuerzo por reescribir la historia, definido por Craft: “El Otro en América Central incluye mujeres, presos políticos, homosexuales y pobres, así como pueblos indígenas.” (1997, p. 52). Para explicar la contribución de la función específica de la otredad en los discursos testimoniales, este trabajo muestra cómo las obras No me agarran viva: la mujer salvadoreña en lucha (1983), de Alegría, y La mujer habitada (1988), de Belli, reescriben la lucha de la mujer guerrillera para representar su búsqueda de subjetividad histórica.

En las décadas de los setenta y ochenta del siglo XX las mujeres centroamericanas atravesaron profundas modificaciones sociales y políticas, pasaron de la dictadura militar al socialismo y luego al neoliberalismo católico. Estos cambios llevaron a la mujer a explorar su subjetividad y a establecer nuevas metas de igualdad como ciudadana en la sociedad, para definir su identidad política (Beverley y Zimmerman, 1990).

Cada gobierno tenía su propia ideología acerca de la función de la mujer en la sociedad, y la implementaba de acuerdo a su ideología. Por eso, para cada cambio de gobierno la mujer necesitaba redefinirse produciendo nuevas líderes, formas y entendimientos en sus organizaciones. Ante la situación de adaptación socio-política de la mujer, la socióloga Maxime Molyneux, en Women’s Movements in International Perspective: Latin America and Beyond (2003), apunta que:

Esto plantea una pregunta importante sobre la relación entre la revolución socialista y la emancipación de las mujeres. Porque si las mujeres renuncian a sus intereses específicos en la lucha universal por una sociedad diferente, ¿en qué punto las fuerzas revolucionarias o el nuevo estado socialista rehabilitan y responden a estos intereses? (p. 40)

En Nicaragua, por ejemplo, las mujeres lucharon junto a los hombres por el derrocamiento de la dinastía Somoza. Con el triunfo de la Revolución sandinista se puso fin a una dictadura de 36 años, que dio paso al involucramiento de la mujer en la política, la fuerza laboral y el servicio comunitario. Pero cuando los objetivos se habían conseguido y la lucha armada terminó, el resultado fue una destitución (y la posterior desilusión) política de la mujer, devuelta a sus actividades hogareñas, familiares y maternales. Lo que nos lleva a la pregunta: ¿de qué manera se ve esta problemática reflejada en la literatura centroamericana?

Alegría y Belli reaccionan con una narrativa de resistencia ante la problemática sociopolítica en textos que han continuado una revolución “antes de la lucha armada en la que los tradicionalmente privados de sus derechos pueden educar, ‘concientizar’, persuadir y movilizarse para provocar cambios” (Craft, 1997, p. 28). Barbas-Rhoden comenta que:

Al igual que las novelas de Boom, las narraciones de ficción histórica de Alegría y Belli involucran activamente el pasado turbulento de América Latina [...] A diferencia de ellas, están centradas en la mujer [...] Desenmascaran las narrativas del progreso liberal y del conservadurismo paternalista del siglo XIX, y revelan motivos ocultos en la configuración de las naciones modernas. (2003, p. 14)

Como resultado, las novelas de Belli y Alegría confrontan el discurso oficial para criticar los discursos de poder y, a través de la ficción, continuar la lucha revolucionaria de la mujer, que se descontinuó a raíz del triunfo: “La literatura descolonial, que significa no solo la escritura anticolonial, sino lo que hace un movimiento consciente lejos de, o fuera del colonialismo, y la cultura de hoy intentan obtener la liberación que nunca se ganó” (Craft, 1997, p. 28). Las dos problemáticas en sus obras son: la lucha revolucionaria de la mujer y la liberación nacional. Las escritoras retoman la historia de sus países para reflejar conflictos de revolución y cuestionar el liderazgo político en Nicaragua con la revolución sandinista y la guerra civil de 1981-1992 en El Salvador:

En la narración de la historia, Alegría y Belli desafían el orden de vida aceptado en el istmo. También cuestionan la lógica que justifica ese orden. Exponen la política detrás de las divisiones como la élite/popular y la literatura/oralidad, y ponen en relieve las dicotomías de género como público/privado, pasivo/activo, deseado/deseando, que se han inscrito en la historia del pasado. (Barbas-Rhoden, 2003, p. 2)

Barbas-Rhoden (2003), aclara que han sido los textos escritos por mujeres que sufrían de deficiencia de distribución, y que la ventaja del testimonio fue la llamada de atención que causó la administración Reagan. Dicha administración causó la llamada de atención por patrocinar fondos para los Contras, cuyas operaciones militares consistían en ataques terroristas a poblaciones civiles, provocando abusos que conculcaban los derechos humanos de los habitantes de esas zonas, por la destrucción de plantaciones agrícolas, de los centros de salud, las escuelas, las plantas generadoras de energía e industriales (Lancaster, 1992), problemática que es reflejada en las novelas de Belli y Alegría, respectivamente.

Asimismo, las contribuciones de la periodista Margaret Randall han servido para contextualizar el uso de la memoria en el testimonio. Ella ha realizado varios estudios, como Walking to the edge: essays of resistance (1991) y Sandino’s Daughters. Testimonies of Nicaraguan Women in Struggle (1994), en los que compila y analiza testimonios de mujeres nicaragüenses que lucharon en el sandinismo. Además, enfatiza el uso de la memoria en el discurso testimonial como elemento importante para la mujer:

Y la memoria es vital. Ocupaba un lugar nuevo, casi sagrado, en nuestra escritura; en nuestra poesía, prosa, ensayos, esfuerzos periodísticos. Incluso en nuestras imágenes; fotografía y otras formas de arte visual. Llegamos a comprender cómo era esencial la recuperación de nuestra propia memoria, no solo para el lenguaje de nuestras vidas, sino también para el significado mismo de ese idioma, para el cuidado de la vida misma. Y así, pensamos en las formas en que podríamos destapar, descubrir y recrear los recuerdos de aquellos cuyas voces transmitimos. No se trataba de recordar más. Era una cuestión de recordar de manera diferente, sin restricciones por lo que los hombres han considerado digno de registrar, sin alteraciones por la interpretación masculina, sin estorbos por el sistema masculino de recompensas de logros según sus valores. (Randall, 1994, p. 71)

Randall argumenta sobre el uso de la memoria como el acto de recordar que ocupa un lugar importante en la escritura de la mujer, puesto que construye discursos que retan y se desligan del patriarcado, y reescribe así la historia de la mujer como sujeto histórico. Este elemento, con el surgimiento del testimonio empieza a usarse como vemos en Belli y Alegría, no solo para recordar, sino también para recrear la memoria de la lucha revolucionaria y de lo que pudo ser.

En este ambiente de cambios políticos, la revolución socialista buscó la participación de la mujer, y entraron en relaciones con intereses que discrepaban: por un lado, la mujer tenía el interés de emanciparse, y por el otro, la revolución quería consolidar el poder. El proceso de Randall de “destapar, descubrir, recrear los recuerdos de aquellos cuyas voces transmitimos” aplicado a las novelas de Belli y Alegría resulta en sus textos como “memoriales al futuro” para reescribir la participación revolucionaria de la mujer y averiguar hasta qué punto se consideraron los intereses de la mujer en la revolución sandinista y cómo están reflejados en las obras.


1.2. NO ME AGARRAN VIVA (1983)


Desde el punto de vista narrativo, ambas obras representan “al otro” en la mujer guerrillera, que busca una identidad política para revelar su participación como sujeto histórico y mostrar hasta qué punto la revolución sandinista consideró los intereses de la mujer como colectivo. Por una parte, en No me agarran viva la autora establece en el prólogo que la vida de Eugenia es “modelo ejemplar de abnegación, sacrificio y heroísmo revolucionario es un caso típico y no excepcional de tantas mujeres salvadoreñas que han dedicado sus esfuerzos, e incluso sus vidas, a la lucha por la liberación de su pueblo” (Alegría, 1983, p. 7).


La historia de la protagonista Eugenia está basada en la vida de Ana María Castillo Rivas, una comandante de las Fuerzas Populares de Liberación en El Salvador durante la guerra civil, de 1981-1992. En la obra se retratan las funciones revolucionarias y los retos de Eugenia en la maternidad y la familia. Esta obra da voz a muchas otras combatientes caídas, que también se desempeñaron en las organizaciones político-militares de El Salvador y definieron su identidad en el liderazgo revolucionario.

Por otra parte, en La mujer habitada vemos representada a la comunidad nicaragüense de finales de los sesenta e inicios de los ochenta en el triunfo de la Revolución sandinista. Belli retrata a la comunidad nicaragüense preparándose para derrocar a la dictadura de Somoza, y a la mujer iniciándose en lo político, que había sido terreno exclusivo de los hombres hasta esa época. La novela refleja el comienzo de un involucramiento de la mujer en un apogeo revolucionario en el país, con esperanzas en las promesas de la revolución de considerar los intereses de la mujer, de mejorar la situación de subordinación e injusticia general a la que estaban sometidas (Preble-Niemi, 2003).

Como resultado, puede concluirse que las dos obras muestran un largo y lento proceso de concienciación de la mujer dentro de una sociedad rotundamente patriarcal, así, ellas, desde su participación militar y política reescriben la historia para reivindicar a la mujer como sujeto histórico a través de su participación revolucionaria.

En No me agarran viva, Alegría recrea la historia revolucionaria de la mujer a través de la vida de Eugenia, no solamente como una combatiente revolucionaria, sino también como una esposa y una madre, combinando los dos roles de militancia y maternidad (Salgado, 2003).

En cuanto al formato de la novela, que comprende los elementos de narrativa, testimonio y entrevista, la obra provee información sobre Eugenia que ella misma ya no nos puede dar, pero su familia, amigos y compañeros en la lucha testifican por ella y marcan la extensión de la lucha de una nación. Y, como comenta Laura Barbas-Rhoden en Writing Women In Central America (2003), la novela ofrece “Múltiples interpretaciones de la identidad de una mujer, Eugenia, incluyendo comentarios de quienes la conocieron como estudiante, hija, revolucionaria, esposa, madre y líder.” (2003, p. 36). Al igual que Lavinia, Eugenia ejerce el compromiso nacional de la lucha revolucionaria, pero sus retos tienen que ver con el de ser madre y esposa.

Eugenia observa su entorno y se da cuenta de que su país pasaba por un problema, y piensa que ella debía contribuir a resolverlo: “Desde el primer momento pudo ver claramente la necesidad de que el trabajo tenía que desembocar en la lucha armada” (Alegría, 1983, p. 41). En una de sus misiones se le acentuó la sensibilidad ante la injusticia, ante la miseria que veía, acompañada además por toda la cuestión racial, con relación a los indígenas. Lavinia se enfoca también en la gran preocupación por resolver el problema de raíz, y se pregunta:

¿Por qué nuestros pueblos viven en esa situación de injusticia? ¿Por qué nuestros pueblos tienen que soportar una explotación? Comienza a pensar en esa contradicción entre los ricos y los pobres, entre los explotadores y los explotados, entre los opresores y los oprimidos. Comienza a darse cuenta de que nadie puede resolver el problema si no es el propio pueblo. (Alegría, 1983, p. 28)

Este conflicto la lleva a pensar que debe luchar primero por su país. Este proceso va definiendo su subjetividad política como un deseo que viene complementado a su causa principal: el pueblo.

En cuanto al papel de la mujer en la revolución, la comandante Eugenia consideraba que “en el capitalismo, realmente, la mujer era aplastada, violada, usurpada, y que la única expectativa que tenía para llegar a ser mujer era incorporarse a la lucha por una sociedad nueva, una sociedad socialista. La liberación de la mujer va junto con el triunfo socialista” (Alegría, 1983, p. 85) En cuanto a la participación revolucionaria salvadoreña, Eugenia comenta que a la mujer se le dio un mayor apoyo para que se desarrollara en la lucha:

Desde un principio en los estatutos, y no solo en los estatutos, sino en la práctica, las Fuerzas Populares de Liberación siempre han propugnado la participación de la mujer en la revolución, y concretamente en la organización. No utilizar a la mujer solo como colaboradora, sino como combatiente, como dirigente. (Alegría, 1983, p. 80)

A través de la participación revolucionaria de la mujer las Fuerzas Populares de Liberación comienzan a romper las fuertes barreras de género existentes, al permitirle ejercer cargos diversos, algunos de cierta importancia, y resolver la situación de libertad de su país.

El primer reto de Eugenia como revolucionaria lo va a encontrar en la maternidad, cuando ella queda embarazada y el doctor le recomienda un mes de reposo, pero su “espíritu de trabajo y la compenetración de sus tareas hacían que buscara todas las formas posibles para no abandonarlas. Decía que su embarazo, a pesar de los peligros, no podía retirarla de sus deberes, que tenía que combinar los problemas del embarazo con los problemas de la guerra” (Alegría, 1983, p. 87).

Adicionalmente, Eugenia comenta su rol de madre, su anhelo en la maternidad y su experiencia con sus compañeras militantes. Era una comunidad en la que se apoyaban una a otra con el cuidado de los niños en caso de ausencia por sus funciones revolucionarias. Por ejemplo, cuando la comandante Eugenia tuvo a su hija, Ana Patricia, y con la guerra las responsabilidades de Eugenia se habían triplicado, ya pasaba menos tiempo con su hija y las despedidas eran tristes (Alegría, 1983, p. 13). A ella le era imposible mantener una relación de cotidianeidad con su hija en la convivencia diaria. Muchas veces sus actividades revolucionarias la obligaban a pedir ayuda a otras compañeras, generalmente la dejaba en manos de las “tías” de la organización, que venía a ser el título de las compañeras que se prestaban para cuidar a los niños de las otras mujeres.

El segundo reto que enfrentaba Eugenia era desempeñarse como comandante y esposa a la vez. Su relación de matrimonio estaba afectada, ya que no pasaba tiempo con Javier, su esposo. Tenían siete años juntos, cuatro de convivencia en la clandestinidad. La última vez que Eugenia lo había visto, solo pudo pasar dos horas y media con él. Eugenia también era la jefa de la sección de Servicios del Estado Mayor del Frente (Alegría, 1983, p. 14), por lo que a la hija de ambos la cuidaba Javier cuando ella salía en misiones. En cuanto a la maternidad, Eugenia asegura que:

No es contradictorio ser madre. Las compañeras se forman de tal manera que incluso dicen, bueno, yo voy a dejar a mi hijo en manos de mi compañero mientras cumplo mis tareas. Se han dado casos en los que encontramos un compañero todo maniatado queriendo poner los pañales, pero él lo considera como una obligación. El machismo no lo podemos barrer de un día para otro, pero está desapareciendo. (Alegría, 1983, p. 8)

Igualmente, no se puede ocultar el hecho que no todos los hombres podían o estaban dispuestos a complementar sus actividades revolucionarias con las responsabilidades del trabajo de la casa, las indeseables tareas domésticas que muchos prefieren ignorar. Cada caso era diferente, pero no ahondaremos en el tema del machismo aquí. Sin embargo, quiero apuntar que es interesante ver cómo Eugenia y otras como ella enfrentaban este reto comprometiendo a sus esposos a asumir responsabilidades paternales para mantener su relación matrimonial y su identidad política.


1.3. LA MUJER HABITADA (1988)


La mujer habitada (1988) es la primera novela de Belli que, además, marca una serie de protagonistas huérfanas, fuera de la línea patriarcal y en busca de su subjetividad. En la narrativa de Belli las protagonistas enfrentan su carencia de antecedente cultural o biológico y establecen una conexión con su pasado indígena, o con el recuerdo de su madre. Sobre esto, Barbas-Rhoden, en Writing Women in Central America, destaca que:

Todas las narraciones de Belli comparten una preocupación con la mayoría de edad y son historias de limitaciones, rebeliones y una búsqueda de identidad y subjetividad. Y a pesar de las diferencias entre la ficción de Belli, hay una narrativa recurrente: la confrontación de las mujeres por su falta de historia y su búsqueda de poder a través de una conexión con su pasado. (2003, p. 49)

Este proceso de la conexión con el pasado lo vemos repetido en las protagonistas a lo largo de las novelas, y es causado por la ausencia de un antecedente cultural o biológico, con el propósito de salir de la crisis de marginalización.

La novela desenvuelve la historia de Lavinia e Itzá y el paralelo de sus luchas revolucionarias. Itzá habita simbólicamente en el palo de naranjo de la casa de Lavinia. Cuando nacen los frutos, Lavinia toma de su jugo e Itzá entra en ella. En el contexto de la novela, Itzá fue una indígena que luchó y resistió durante la conquista española. Una vez que Itzá habita en las venas de Lavinia, le da fuerzas y la impele a continuar la lucha revolucionaria de sus antepasados. Ambas protagonistas han abandonado a sus padres para iniciar una vida independiente y rechazar la pasividad de las mujeres a su alrededor. En su unión con Itzá, una mañana de desayuno dominical, es cuando Lavinia comienza su proceso de búsqueda de identidad y da inicio a su participación revolucionaria. La historia de la pareja de Itzá y Yarince y sus luchas en la conquista española le sirve a Lavinia como inspiración para luchar contra cada obstáculo en su relación con Felipe. Belli hace que Lavinia constituya su identidad política recordando un pasado compartido por un colectivo (la lucha indígena de la conquista española). Para llenar su vacío cultural y tener un propósito histórico, busca involucrarse en la revolución (de la misma manera que lo hizo Itzá cuando buscó la lucha en la conquista).

En La mujer habitada vemos la participación revolucionaria de la mujer y el inicio del proceso de un apogeo revolucionario que comienza a borrar límites de género. Lavinia inicia un camino en la participación revolucionaria como compromiso histórico y se enorgullece de ser partícipe activa de un proyecto de liberación nacional. Para adquirir el compromiso nacional de unirse a la lucha revolucionaria ella sigue ciertos pasos en busca de su subjetividad histórica que consisten en observar su entorno, explorar su subjetividad, y definir su identidad política.

Lavinia es marginalizada por su género, y tiene que resistir en contra de los discursos de poder en lo laboral, lo político y lo social. Ella enfrenta diferencias con los hombres que la rodean, y se ve en la disyuntiva de decidir entre seguir el discurso patriarcal o no hacerlo. Como primer paso, Lavinia decide observar a los hombres que la rodean e imitarlos, o ver si las diferencias en particular le servirán. En su observación, Lavinia reconoce las áreas de afectividad, autoridad y responsabilidad y otorga las dos últimas a los hombres. Lo cual refleja la creencia social que los hombres han llevado más tiempo practicándolas y que las mujeres han sido criadas y entrenadas para ser afectivas y no ejercer autoridad. Con esta práctica de observación de las actitudes de los hombres y del poder que ellos ejercen, ella empieza a explorar su propia subjetividad.

Como segundo paso, Lavinia se autoanaliza y explora su subjetividad y se da cuenta de su vida pasiva y sin propósito histórico y decide cambiar el rumbo. Su amiga Flor le comparte su compromiso nacional y dándole folletos de la revolución le dice: “Ahora los tendrás que aprender de memoria –añadió– como lección de escuela. Al principio te sonarán exageradas, precauciones extremas y extrañas, pero son esenciales, no sólo para tu propia seguridad, sino para la de todos.

Hoy empieza tu tiempo de sustituir el ‘yo’, por el ‘nosotros” (Belli, 1998, p. 143). Este mensaje de Flor simboliza el deseo de la revolución de unir esfuerzos y derrocar a la dictadura.

Finalmente, Lavinia define su identidad política al unirse al frente, su vida pasa a tener un propósito revolucionario y cada área de su vida está orientada y enfocada para apoyar el proyecto de liberación nacional. Como parte de este proyecto, Lavinia fue asignada a liderar una misión para sustituir a su novio Felipe, que muere repentinamente. La muerte de Felipe tiene dos significados importantes: 1. Demostrar la necesidad de la participación de la mujer en la revolución, lo que critica la agenda revolucionaria regida por hombres, y 2. El comienzo de un proceso de participación revolucionaria que ha venido buscando Lavinia. Como resultado, Belli reconstruye en la novela la participación de la mujer en la revolución, determinándola como sujeto histórico. Aunque hay una reivindicación en la novela al otorgar a la mujer sus funciones en la política, no obstante, permanece la jerarquía establecida por el patriarcado. Esta acción refleja la agenda revolucionaria regida por hombres y la jerarquía de poder existente entre los dos, en la que manda él. La muerte de Lavinia al final de la novela simboliza la permanencia de la mujer en la lucha, representada por la unión de la savia del palo de naranjo donde está Itzá y la sangre de Lavinia cuando es enterrada al pie del palo. Al unir estos dos elementos, Lavinia no muere, sino que sobrevive al renacer su sangre en la naturaleza mezclada con la savia.

2. CONCLUSIón


Belli y Alegría relatan la lucha revolucionaria en Nicaragua y El Salvador en las décadas de los setenta y ochenta del siglo XX. Ambas reaccionaron con una narrativa de resistencia ante la problemática sociopolítica de sus países, sus obras surgen como resultado del contexto social de opresión social y de lucha revolucionaria. En el intento de compartir temas comunes en las obras de Belli y Alegría podemos concluir que ambas confrontan los discursos de poder para continuar la lucha revolucionaria de la mujer a través de la ficción. Las escritoras retoman la historia de sus países para reflejar los conflictos de la mujer en la revolución y cuestionar el liderazgo político en Nicaragua con la revolución sandinista y la guerra civil de 1981-1992 en El Salvador. El ambiente de desilusión y destitución política de la mujer fue el telón de fondo de estas escritoras para criticar el liderazgo revolucionario patriarcal y plantear un diálogo ante el reto de la mujer de participar en la revolución como proyecto de identidad nacional.

Las preguntas que surgen de este estudio, y que pueden representar una extensión al análisis del tema de la búsqueda de identidad política de la mujer y su papel en la revolución/sociedad son: ¿Cuál sigue siendo la lucha social y política de la mujer que quiso una revolución? ¿Cómo es el proceso de resistencia sin violencia asociado a la revolución en la narrativa? ¿Cuáles son las luchas de la mujer en las obras actuales de Belli? ¿Qué trayectoria narrativa ha tomado en sus recientes obras?

La búsqueda de identidad revolucionaria de la mujer en Centroamérica ha sido un proceso en momentos de paz, resistencia, violencia y muerte. Puesto que la literatura es una puerta de entrada para entender estos procesos sociales y políticos de la mujer en las revoluciones, el análisis literario de la función testimonial puede contribuir a los estudios de la literatura centroamericana con una innovación ligada a gobiernos socialistas revolucionarios, el papel de la mujer en ellos y una evaluación crítica de su participación, incluso en los momentos de desilusión.



REFERENCIAS


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Randall, M. (1994). Sandino’s daughters revisited: feminism in Nicaragua. New Brunswick, United States: Rutgers University Press.

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